domingo, 22 de septiembre de 2019

"Un dia de vendimia... en las solanas del Priorat." 2019.

    La vendimia es el momento del año en que los viticultores se juegan el esfuerzo de toda una campaña a todo o nada. Se palpan la ilusión, las buenas expectativas y al mismo tiempo toda clase de temores, fundados: la cosecha será pobre, las dificultades de cada año y las imprevistas; y los infundados: que por ser atávicos, cada uno acarrea los suyos.

    Antes de glosar la magnífica, enriquecedora e iluminadora experiencia tengo el deber y la satisfacción de agradecer a Jordi, Anabel, Txetxu, Sandra, Carlos, Quim y al resto de compañeros, por convertir un día cualquiera en un día excepcional. Gracias también por aguantarme, que trabajo ya había de sobras.






    La ignorancia hace temerarios, osados y valientes, en la vida y en la vendimia. Gente que habla con ligereza de lo que desconoce. Entusiasmado por extirpar este pedacito de ignorancia decidí acercarme al Priorat para experimentar de primera mano una vendimia que otros llaman heroica, y que después de catarla considero que es una gran putada, que precisa de un esfuerzo más que loable, y donde se debe poner toda la carne en el asador, e incluso la sangre, cuando pisas mal una piedra a la vez que cortas un racimo y de pasada pillas un dedo, el tuyo. Corre la sangre. 

    Una vendimia así no tiene nada de bucólica. Porque vendimiar no es igual en todas partes, he vendimiado en el Penedès y cualquier parecido es pura ficción. Cuando arrancamos, ya metido entre los sarmientos de la primera cepa, acariciando los primeros racimos de la maravillosa Garnacha no puedo evitar el comentario. "Si en el Penedès vendimio con este ritmo, me echan de la viña antes de contar a tres." Todos se rien. Me cae la benda de los ojos.

    El impacto me deja fuera de juego un rato, pero poco a poco, comprendo que el ritmo será bien distinto y que será necesaria una buena predisposición, ya que no es lo mismo cortar y poner los racimos en una caja o cesto, que tener que llevar a cabo una exhaustiva selección de cada racimo, nada podrido, nada de pasas, nada de nada, sólo uvas sanas, las mejores, que tras despalillar van junto con el mosto al depósito. Una jornada donde acabaré recogiendo alrededor de 80 kilos. Una vergüenza para mis espectativas. 

    Se levanta el día y moverse por los pedregales de los costeros no es tarea fácil, más bien agotadora, cansina y más desplomandose un Sol de justicia, que ablanda al más pintado. Si el trabajo ya es lento, laborioso y el Sol te mata, llega un momento en el cual por más agua que tomes para mantenerte hidratado, el juicio huye por la puerta trasera.

    La Magia de vino se hace a golpes de corazón.

    Llega el primer momento glorioso del día, paramos a desayunar. Sentados a la vera del camino, comiendo un buen bocadillo para reponer fuerzas y acumular de nuevas, porque un servidor ya sabe lo que le espera el resto de la jornada.

    Sangre, sudor y lágrimas, que son más fáciles de tragar con los comentarios graciosos que corren por las hileras de cepas. Ese buen humor, a veces cáustico, que surge cuando el alma se ha largado y ha dejado el cuerpo trabajando a su suerte. Para rematarlo, en el grupo, a media mañana, sólo queda un mechero  en funcionamiento, el de Anabel, que los fumadores visitamos más a menudo de lo que desearía, pero dada la circumstancia acepta con amabilidad.

    De camino a las dos de la tarde somos como un pequeño enjambre de abejas que ha perdido el rumbo a casa. Entre todos nos animamos para llevar a cabo un último esfuerzo, el último empujón para conseguir el objetivo del día. 

    Cuando suenan las tres en la lejanía, el Sol y el cansancio nos han batido y todavía quedan cajas vacías, y las llenas están por recoger. Como soy un bocazas me presto "voluntario" para recogerlas, previa sugerencia de Jordi 😂. 

    Txetxu conduce el tractorcillo entre hileras imposibles, con una pequeña plataforma donde a paso de tortuga voy cargando las cajas llenas, luego debemos salir de la viña y colocarlas en el remolque, damos un par de viajes. Recordaré por mucho tiempo los paseos por la licorella persiguiendo cajas esquivas de uva. Lentamente, con la lengua fuera, recogemos los bartulos...

    Las cuatro de la tarde y terminamos de almacenar las cajas en la bodega, tras sortear caminos por los cuales los rallies no se atreverían a discurrir. Entre carcajadas y sonrisas de satisfacción, hemos sobrevivido, agotados vamos a comer. No hemos alcanzado la cima, pero queda más cerca.











    El ágape sirve para comentar las jugadas más interesantes, escuchar los chistes de Carlos, hacer balance de bajas y heridos (ánimos Quim) y catar unos deslumbrantes vinos, "La vinya del Xela '18", un macabeo brisado descomunal y el "Vertical '15", un cariñena de viñas viejas que levanta el espiritu del más endeble. Se alarga la sobremesa y lo que se habla en Torroja, se queda en Torroja. Un@s compañer@s excepcionales y de una calidad humana extraordinaria.

 

    La tarde es para los más enteros y aquellos que por obligación deben permanecer al pie del cañón. Queda despalillar (separar la rapa del grano), controles de calidad, lavarlo todo y dejarlo preparado para el día siguiente... El empuje de Sandra y Jordi hacen el resto. 

    Anochece y llega la hora de terminar, ha sido una jornada plena, en todos los sentidos, donde me ausento del Priorat feliz y agotado, pero con la firme convicción de que no será la última vez. Volveré!!!

    Regresaré convencido de que el Priorat es una simbiosis entre el cielo y la tierra, y que a base de un increible y titánico esfuerzo nos ofrece unos vinos de calidad única, excelente que bien merece el reconocimiento de todos. Porque a pesar de parecer un paraiso idílico, más bien se asemeja a una selva salvaje, donde cada cepa libra una batalla feroz, con los elementos y el entorno, para sobrevivir y ofrecernos la esencia más primigenia de su fruto, la uva. 

    De vuelta, me cruzo con una zorra que debe buscar la cena y no encuentra el restaurante, la carretera es solitaria, debo parar para dejarle elegir el camino. A ver si se decide. Buenas noches.

 
  

  

                     -Bebed con moderación y compartid!!!



               Auguran una enriquecedora experiencia!!!      




                       Los Vinos de mi beVida.

  


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